Con solo 11 años, Luciano se inició en el oficio del zapatero, como todo un niño curioso.

Luciano cuenta que después de llevar a arreglar unas zapatillas, que parecían perdidas, se encontró con un calzado sano y renovado “Estaban irreconocibles y eso despertó mi curiosidad”

La curiosidad se transformó en amistad, en ser ayudante hasta volverse un alumno. Durante 6 años trabajó y aprendió, al cumplir 18 años su maestro falleció “En nuestro último año juntos, me dio un curso acelerado. Me dijo que la mejor forma de aprender, iba a ser haciendo”

Además del oficio, le dejó valores como la importancia de aprender un oficio, la responsabilidad, cumplir horarios, el compromiso.

La curiosidad fue su gran compañera durante mucho tiempo, ya que con el paso de los años, el material, modelo, gusto y moda se va modificando “Lo que más me costó aprender fue la suela y taco pero hoy, si hago una al año, es mucho”

Luciano destaca que, el mejor material para trabajar y recuperar es el cuero. En sus inicios, el trabajo era completamente manual, pero cuando con su esposa decidieron que éste iba a ser su medio de vida, decidieron invertir en herramientas que aceleren el proceso de arreglo “Hace 15 años que estamos en este lugar y la gente ya nos conoce”

Hace unos 10 años, comenzó a indagar sobre cómo construir un calzado y, al día de hoy ya ha brindado varios talleres sobre construcción de calzado de verano “Este año, me recibo de técnico modelista en calzado”

A futuro, la idea es fomentar más la profesión y poder capacitar a gente para que sea capaz de realizar este noble trabajo.