Una gran parte de su vida estuvo ligada al deporte. Desde muy pequeño y con apenas tres años, ya caminaba por el club, el que adoptaría luego como su segunda casa.

A los seis años picó la primera pelota en una cancha de básquetbol y sin nunca imaginar seguramente que, lograría tantas satisfacciones deportivas y amistosas.

Ganó once títulos con Central Argentino Olímpico, entre ellos, los ascensos al Torneo Federal y la Liga Argentina.

Líder dentro y fuera de la cancha, a nadie le sentaba tan bien la cinta de Capitán.Cuentan desde adentro del club que marcó, un antes y un después.

También jugó al fútbol, corrió en motos, pero finalmente se decidió por el baloncesto.Tanta fue su ascendencia y trascendencia en la entidad “aurinegra” que, los tableros del Gimnasio “Raúl Braica”iluminan su nombre e imagen.Se casó con Magali, quien siempre lo acompañó de cerca y entendió a la perfección su pasión.

Tuvieron dos hijos y por estos días, aún recibe reconocimientos que no hay dudas, serán eternos.Repasamos su carrera junto a el y ese ejercicio nos ilustra con emociones grandes, un camino brillante.

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